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Le doy gracias a toda la gente que de VERDAD
lee los capítulos, yo creo que no es mucha gente,
mas sin embargo aprecio mucho que lean ♥
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jueves, 19 de noviembre de 2009

B. Tristeza

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Me alegraba de la compañía de Harry, era algo parecido a Connor, aunque no sabía si eso era correcto, iba caminando por el pasillo sola, esperando a que Harry acabará su entrenamiento, una manó sujetó mi codo fuertemente hasta lastimarme, al levantar la cabeza era Armand.

-Tenemos que ir a casa-ni siquiera me miraba a los ojos.

-No, no existe un posible “iremos” yo estoy esperando a Harry, el me va a llevar-dije tirando de mi codo, su mano me estaba lastimando.

-Solo das problemas-dijo entre dientes

Levante la mano para abofetearlo, fue con mucha fuerza ya que su mejilla estaba roja.

-Que viva en tu casa no significa que tenga que soportar tu arrogancia acompañada de insultos-parecía estar muy fastidiado

-¿Porque debería ser amable contigo si no me simpatizas en nada?-dijo mientras apretaba mas fuerte mi brazo

-Me estas lastimando-dije mientras sujetaba su muñeca

-Da igual-me soltó y se dio la vuelta caminando lentamente

Me arremangue las mangas de mi sudadera y tenía un moretón en el codo, en ese momento llegó Harry, completamente sudado y deslumbrante.

-¿Vas a ducharte?-pregunté mientras acomodaba mis cosas en mi mochila

-No-dijo mientras me pasaba el brazo por el hombro

Caminamos por el pasillo, el empezó a reír.

-Voy a ducharme-dijo corriendo hacia las duchas

Cuando llegamos a mi casa, observe que Harry tenía ojos tristes.

-¿Que pasa Harry?-pregunté mientras me desabrochaba el cinturón

-Nada-apenas y pudo articular esa palabra, parecía sumamente infeliz.

-Ah, entiendo, no confías en mi y por eso no me lo cuentas-iba a abrir la puerta pero el detuvo mi mano, odiaba este tipo de chantajes, pero en verdad me importaba saber que pasaba con Harry

-Es que no es que no confíe en ti, simplemente que  es muy complicado-Harry miraba el suelo, me volví a acomodar.

-¿Cómo empezó tu problema o preocupación?-

-Es que últimamente siento que los problemas que existen entre mis padres, es por mi culpa, mi papá siempre lo dice-esas palabras eran muy familiares para mi.

-Tu no tienes la culpa de nada, sus problemas de ellos son solo de ellos –dije mientras observaba el estéreo.

-Pero quizás si yo no hubiera nacido mis padres habrían tenido la hija que siempre quisieron tener y serían mas felices-parecía muy absorto en la ventanilla.

-No creo, Harry, eres una maravillosa persona, no creo que tu madre quisiera que ahora murieras-dije mientras fruncía el ceño

-Pero mi padre lo ha dicho, siempre dice que desea que yo muera-en ese momento los ojos de Harry fueron los mas hermosos que había visto en mi vida.

-Harry, te voy a contar algo que prácticamente solo se yo, mi madre me abandonó de pequeña con un hombre que se hace decir mi padre y que siempre ha creído que soy una carga para el, mi madre fue la mujer a la que mas odio, ella era cruel, los pocos años que estuve con ella, siempre me miró con mucha frialdad y odio-Harry me miró fijamente

-¿Enserio?-

Asentí con la cabeza

-Nunca podré decir que mi familia fue lo mejor para mi, ni siquiera hasta la fecha tengo una, durante todas las navidades me quedaba en mi casa solamente con los encargados del aseo, mientras mi padre salía de viaje con sus otras dos hijas y su otra esposa-el me miró sorprendido-Es enserio.

-Pues mi padre es un hombre muy frío, siempre dice que no espera mucho de mi-

-¿Tu creer que eso sea cierto?-pregunte

-No lo se-al parecer Harry no era muy seguro de su capacidad

-Harry eres capaz de lo que te propongas-dije mientras abría la puerta para salir, Harry me acompaño hasta la puerta, antes de entrar, el me detuvo del codo y voltee, estaba a pocos centímetros de distancia, Harry se inclinó, se abrió la puerta, Harry besó mi frente y se fue, me quedé paralizada observando como se alejaba, después de que se fue, observé que Armand estaba recargado en la puerta observándome con infinita frialdad, pase a su lado sin mirarlo, sentí su mirada hasta llegar a mi cuarto, Connor estaba durmiendo a lado de la cama, me senté en la cama y me dejé caer de espaldas.

Por la noche me levanté a mitad de la noche en busca de agua, empecé a bajar la escalera para ir a la cocina, la cocina tenía un tapizado blanco, una barra de madera con la encimera blanca, en vez de una estufa convencional era una parrilla de vidrio, tenía un fregadero con unas ventanas que daban hacia la luna me quedé observando la luna, siempre tan hermosa presumiendo su belleza.

-Es hermosa-dije sin esperar respuesta

-Siempre presumiendo su belleza para nosotros-al escuchar la que se suponía que era una voz fría, me sobresalté no tenía el mismo tono, la luna daba directamente hacia Armand bañándolo de belleza.

-No sabía que estabas despierto-dije mientras me servía un vaso de agua

-No tenías porque saberlo-dijo fríamente, no quería discutir con el, por lo que caminé hacia mi cuarto, de un momento a otro el comedor parecía lo más terrorífico que había visto en mi corta vida.-Jane, espera-dijo Armand en voz baja.

Voltee a ver la perfección de su rostro nuevamente.

Dudó en decirlo.

-Que duermas bien-dijo mientras pasaba a mi lado con su profunda frialdad.

-Gracias-dije entrando a mi cuarto.

Al día siguiente la escuela parecía estar peor que nunca, Harry parecía “feliz” aunque sus ojos parecían preocupados, no quise preguntarle, cuando llegamos a clase de historia me senté atrás de Harry, Armand hablaba con Mark.

-Oye, Jane-dijo Harry

-¿Que pasa?-pregunte

-¿Quieres ir a mi casa hoy?-preguntó esperanzado, Armand y Mark me miraron fijamente, los vi de reojo nerviosa.

-¿Hoy? Mejor ven tu a visitar la casa de Armand y te voy a presentar a alguien muy especial-dije mientras sacaba mi cuaderno

Harry asintió con la cabeza.

 

Al final del día, me dirigí con Harry al estacionamiento, las porristas parecían asecharnos, sin embargo a Harry parecían importarle en lo mas mínimo.

Me di cuenta de que Armand no había llegado a su casa ya que no estaba estacionado su lamborghini murcielago lp640.

Cuando entramos Harry miraba todo con curiosidad, me dio el impulso de que como era un niño pequeño, lo jale de la mano hacia el cuarto, antes de entrar lo mire y negué con la cabeza.

-Antes de entrar cierra los ojos, esta persona que esta dentro ha sido siempre mi familia-dije

El cerró los ojos, empuje la puerta y Connor estaba frente a la ventana, jale de las muñecas a Harry e hice que tocará a Connor del pelaje, enseguida el abrió los ojos.

-Que hermoso-se agachó junto a Connor y empezó a acariciarlo a Connor le fascinó Harry por lo que empezó a jugar con el.

Miré por la ventana a Mark y a Armand bajar de sus respectivos coches, suspiré, cerré la puerta de mi cuarto, Connor y Harry al parecer se agradaron mas de lo que me imaginé, se abrió la puerta eran Mark y Armand, Harry los miró con indiferencia mientras acariciaba a Connor.

-Jane, hoy vamos a estar yo y Mark en la biblioteca si necesitas algo-dijo Armand fríamente.

Negué con la cabeza.

-No creo que necesite de ustedes, pero de todos modos gracias-dije mientras le cerraba la puerta en la cara.

domingo, 1 de noviembre de 2009

A. Tristeza



Al levantar la vista me vi rodeada de un grupo de ineptos con expresión burlona, el que me había arrebatado el papel era claramente el líder, ya que todos estaban detrás de el dispuestos a protegerlo casi con su vida, el chico era alto y esbelto, con complexión musculosa, tez sonrosada, cabello castaño claro despeinado, ojos con un tono hermoso, parecía que sus ojos ardían con la misma de mil soles, tenía rasgos hermosos, sus ojos demostraban aburrimiento mientras su expresión era engreída y burlona.

-Vaya tenemos aquí a una chica muy bella-dio un paso hacia mi, su mirada se fijo en mi mientras su cabeza bajaba lentamente hasta que nuestras miradas quedaron entrelazadas, podía darme cuenta que era una persona muy diferente en la escuela y en su hogar, fruncí el ceño-Vaya, tienes unas mejillas hermosas-vaciló un momento en tocar con las yemas de sus dedos mis mejillas, estuvo a punto de hacerlo cuando le di un manotazo diciendo.

-No me toques-fríamente, su expresión seguía siendo burlona mientras sus ojos demostraban sorpresa.

-Así que eres un desafío, lo acepto, mi nombre es Harry Ashford y no pienso ceder y menos con una chica de tu calaña-dijo mientras se alejaba, sentí una mirada fija en mi tratando de penetrar mis pensamientos, Mark se quedó observándome con una expresión que no pude descifrar.

 

Durante el final del día esperé recargada en el pasillo a que el grupo de admiradores de Armand se fuera para que pudiéramos ir a casa juntos, por un lado la idea me emocionaba aunque no sabía la razón, me quedé apreciando su belleza mientras asentía con la cabeza conforme le decían cosas, aunque parecía que no le interesaba demasiado, tardó mas de lo que imaginaba, no dijo nada mientras pasó a mi lado, simplemente me miró de reojo con expresión fría y siguió caminando, me quedé helada y después de unos segundos reaccioné y me di cuenta de que Armand se había ido por el pasillo a máxima velocidad, lo busqué por todas partes, sin éxito me di cuenta que era patética, llovía fuertemente y hacía mucho frío, no había rastro de algún taxi y mi celular estaba en algún cajón ya que en la mañana había tenido que salir deprisa, caminé lentamente dejando que el frío y la lluvia se extendieran sobre mi, fue cayendo la tarde lentamente, al llegar a la casa estuve apunto de tocar la puerta cuando esta se abrió lentamente.

-¿Sabes que hora es?-preguntó Armand completamente histérico, asentí con la cabeza-Estuve muy –dudó y dijo fríamente-Que no se repita-me dio un ataque de furia.

-¿Que?¿Que no se repita que?-el se volteó con el ceño fruncido-Fuiste tu el que me dejaste sola-dije mientras el caminaba lentamente hacia la escalera, sin darme la menor importancia-Esta bien acepto tu rechazó, de ahora en adelante le pediré a Mark que me traiga a casa-el me miró de reojo con los ojos entrecerrados.

Al día siguiente para mi gran suerte Mark no fue a clases, algunas personas se acercaron a hablarme, fui amable aunque mas indiferente, naturalmente Armand me dejó y no encontré el menor rastro de el, esta vez el regreso a casa fue agobiante ya que llovió con mas intensidad que el día anterior y me sentía tan mal que empecé a llorar tan cómodamente sin miradas de curiosidad, era claramente un estorbo en la vida de todos, fui lentamente sin importarme que la lluvia y el frío se adentraran en mi, al llegar a casa toqué varias veces hasta que un encargado de la casa de Armand abrió y entré dejando rastro, escuchaba las gotas de agua que se desprendían de mi cuerpo, al abrir la puerta dejé caer mi mochila y vi a Connor que estaba sentado junto a mi cama, me tiré de rodillas y lo abracé, hundiendo mi rostro en su fino cabello, empecé a llorar, el era el único ser que nunca esperaba algo a cambio de mi, siempre estaba conmigo, salí con el un rato a correr por el bosque, me sentía libre sin preocupaciones dejando que el dulce olor a humedad inundará mi mente, me quedé quieta cuando Connor empezó a ladrar y dar vueltas, sentí una aura llena de miedo, muerte, sangre, odio, sentí como si algo a máxima velocidad se acercará, empecé a correr con Connor de regreso, corrí lo mas rápido que me permitieron mis piernas, tropezaba y me volvía a levantar, Connor iba siguiendo mi ritmo, siempre iba a mi lado, sin protestar ni dudar, al llegar a la puerta, no hubo necesidad de tocar ya que Armand salió e hizo que entrará dentro de la casa bruscamente, subí a mi cuarto y me quedé envuelta en el cobertor, Connor daba vueltas en la habitación lo que me hacía sentir mas incómoda.

Al día siguiente Mark y Armand empezaron a hablar y después Mark se dirigió hacia mi, lo saludé con la mano.

-¿Porque no asististe ayer a clases?-pregunté mientras caminábamos hacia el aula de historia.

-Tuve que ocuparme de asuntos mas importantes-lo miré un momento en silencio, el dudó-Fui a un curso de sexualidad al que me mandó mi tía-pude darme cuenta que por su tono era mentira.

-Ajá, Claro-dije molesta mientras me sentaba en mi lugar.

-¿Porque te enojas? Después de todo este no es tu asunto-dijo fríamente

Asentí con la cabeza

-Tienes razón-dije cambiándome al único lugar disponible, que era adelante de Harry Ashford, que me sonrió, fruncí el ceño malhumorada-Ahora no, Harry-la maestra llegó tarde acompañada de Armand que se tuvo que sentar junto a Mark.

-Oye Jane-dijo Harry-¿Quieres que te lleve a casa?-dijo amablemente-Me parece descortés que el idiota de Armand dejé que te vayas sola, en medio del frío y la lluvia, no te preocupes yo te llevaré complacido a tu casa-traté de sonreír, no tenía otra opción.

-Jane Rain-dije extendiendo mi mano amablemente hacia Harry Ashford, el la tomó y la posó sobre sus labios, me dio demasiada repugnancia, pero no era conveniente expresarlo en palabras ya que de ahora en adelante Harry Ashford sería mi fiel sirviente, al terminar la clase, esperé afuera del aula a Harry que llevó mis cuadernos y mochila, en la cafetería el compró mi desayuno al igual que lo llevó a la mesa, donde Harry no dejó que sus amigos se sentarán junto con nosotros.

-Jane-dijo divertido-Se que me estas hablando porque no tienes otra opción, sin embargo no quiero pedirte nada a cambio a excepción de tu dulce compañía-posó su mano sobre la mía, sonreí hipócritamente.

-Yo no te pediré mas que tu obediencia-el pareció decepcionado-Seremos grandes amigos Harry-dije con una sonrisa torcida.

Durante las clases, Harry llevaba mis cuadernos y los acomodaba, Armand se veía rodeado por gente, aunque el las ignoraba, Mark parecía rodeado de chicas, completamente molestó.

domingo, 4 de octubre de 2009

C. Alone

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Al llegar al aeropuerto sentí una brisa un poco anormal, hace demasiado tiempo que no la había sentido.

Cuando recogí mi equipaje me di cuenta que toda la gente esperaba o buscaba a alguien, yo simplemente pasaba a sus lados sin darme cuenta que estoy sola, nunca había sentido la necesidad de estar junto a alguien, simplemente pasaba todo el tiempo con Connor, durante los últimos años me había dado cuenta que trataba de calmar mi soledad con Connor, estaba a punto de salir de ese lugar cuando una mano se aferró a mi muñeca, me volteé a la carrera lo que provocó que mis cabellos se alborotaran, fue como si todo se hubiera quedado detenido, vi a Mark, recargado en la pared leyendo, deteniendo el libro con una mano y con otra mi muñeca, ni siquiera ahora me miraba a los ojos, siempre mirando desde otro punto de vista Mark siempre llamó la atención del público femenino pero ahora parecía que había incrementado de manera grotesca esa atracción que impactaba entre las demás mujeres, parecía que todo el mundo nos miraba con curiosidad.
-¿Mark?-murmuré fríamente
No contestó, simplemente levantó la vista y observé sus profundos ojos azules turquesa.
-Se supone que debería llevarte a la dirección que se encuentra escrita en el papel del bolsillo izquierdo de tu sudadera-me quedé perpleja, hablaba muy rápido, un grupo de chicas pasaron y se quedaron paradas frente a nosotros y empezaron a murmurar cosas, después observaron que el detenía mi muñeca, intenté soltarme automáticamente pero sin embargo el no me soltó-Pero supongo que no querrás que yo especialmente-después remarcando su voz-PIERDA MI TIEMPO LLEVÁNDOTE.
-No es que quiera que tu especialmente me lleves, pero no conozco este lugar-dije mientras sostenía fuertemente mi equipaje.
-Ok, ya que me ruegas que te lleve lo he considerado y esta bien te llevaré-dijo mientras me jalaba de la muñeca hacia la salida, forcejeé para que me soltará.
-Mark, hazme el gran favor de soltar mi muñeca-pareció que entendió lo contrario ya que se aferró mas mi muñeca al punto de lastimarme-Me estás lastimando-dije fríamente.
-No, te podrías perder-dijo malhumorado.
Cuando el coche se detuvo enfrente de la casa mas escalofríante que había visto en mi vida, aparte de que estaba en el corazón del bosque la casa, era extremadamente grande, me sentí un poco intimidada, Mark sonrió y dijo.
-Aquí es tu destino-dijo sonriendo burlonamente.
No pude evitar enarcar una ceja.
-Es enserio-dijo mientras me abría la puerta.
Asentí con la cabeza.

Al encontrarme frente a una reja que llevaba hacia la puerta principal, al abrir la reja rechinó de manera siniestra, me sentí en una escena de alguna película de terror, vi a alguien salir de la puerta principal, por la forma en cómo vestía supe de inmediato que era el personal encargado de los deberes de ese lugar tan mas siniestro, era un hombre de edad mayor y con gesto de pocos amigos, caminó lentamente hacia mi y Mark.
-Señorita Rain-dijo sonriendo artificialmente-Le doy la bienvenida al hogar de la familia Darksen-esta vez me miró intensamente, me di cuenta que tenía mi mano aferrada al brazo de Mark, tragué saliva-Señorita no hay necesidad de que sienta miedo-dijo con un tono sarcástico el anciano-Ahora llevare su equipaje dentro de la casa-después lo seguí aunque me di cuenta de que Mark se quedó recargado en la reja.
-Mark-susurré fríamente sin darme cuenta, el me miró con una profunda curiosidad, a continuación esbozó una sonrisa sarcástica.
-Que duermas bien-se fue caminando, maldito.
La puerta se quedó abierta, al entrar una brisa azotó mi rostro y sentí frío.
-Su habitación es por aquí-dijo el anciano que estaba arriba de unas escaleras anchas en forma de caracol, asentí y lo seguí en silencio.
La decoración era gótica y siniestra, el anciano era siniestro, todo en esa casa me producía miedo infinito.

Salí a caminar después de acomodar mis cosas en la habitación, había un bosque demasiado similar a mi casa junto con la señorita Rusell y mi padre, sólo que sin Connor me sentía mas sola de lo normal, a lo lejos pude observar una figura masculina en el borde de un barranco, parecía mirar vacíamente el abismo que se encontraba a sus pies, sentí un gran impulso de evitar ese suicidio, me encontré a mi misma corriendo hacia aquella persona, cuando choqué con el, los dos caímos en el suelo, no pude evitar abrazarme a el, me sentí aliviada, aunque al instante me levanté, me sentí mareada, así que me volví a sentar en el piso y me recosté, cerré fuertemente los ojos.

-¿Estas bien?-preguntó una voz masculina increíblemente profunda.

-No, en realidad me siento mareada pero ya esta bajando este síntoma-dije aún con los ojos cerrados, al abrir los ojos me sorprendí de lo que vi, era un hombre de mi edad, era de tez pálida, cabello negro azabache despeinado, facciones frías aunque eran sumamente singulares y hermosas, era muy alto y esbelto, tenía complexión atlética, ojos de un verde intenso, sus pestañas eran largas, el estaba ligeramente inclinado hacia mi, me miraba con curiosidad.

-¿Quién eres?-pregunté, al instante me sentí descortés, la manera en que sonó fue mas que descortés, el enarcó una ceja.

-Mi nombre es Armand Darksen-dijo mientras me daba la espalda.

-Bueno, Armand, mi nombre es Jane Rain-dije mientras me levantaba.

-¿Acaso te pregunté tu nombre?-dijo fríamente

-Nunca fue una respuesta a alguna pregunta, simplemente me sentí comprometida a decirte mi nombre al haber preguntado el tuyo, quizás no lo conozcas pero se llama educación-dije algo molesta

-¿Educación?-preguntó sarcásticamente

-Si, ejemplo de mala educación, no me has agradecido por salvarte de una caída del barranco de la altura de mínimo 36 pisos-dije enarcando las cejas.

-¿Agradecerte?-después esbozó una sonrisa burlona-Nunca pedí que me salvarás, no pienso agradecerte por entrometida-me sorprendí.

-Bueno, ya que esta discusión no nos llevará a ningún lugar, me voy, para que no te sientas acosado por mi equivocada actitud entrometida-dije tratando de igualar su tono engreído

Sabía que Armand Darksen era una persona completamente incompatible conmigo.

El fin de semana pasó rápidamente.

El lunes por la mañana alguien tocó mi puerta.

-Señorita Rain, si no se levanta aurita, no llegará a tiempo a la escuela-dijo una señorita encargada del aseo de la casa

-Ah, gracias-dije mientras me metía al baño casi corriendo.

Cuando bajé corriendo la escalera, me dijo el jefe de personal que el joven Armand había salido de la casa hacia diez minutos y no pensaba regresar a casa hasta por la tarde, sonreí, vaya que Armand era molesto, tuve que ir caminando, por lo que cuando llegué todos los alumnos estaban en la ceremonia de inicio de cursos, al entrar al salón principal de la escuela, la puerta rechinó guturalmente, sonreí para mis adentros, todo el mundo volteó a verme, estaba realmente nerviosa por el hecho de que nunca había asistido a una escuela normal, ya que siempre había tenido a un tutor que me enseñaba en mi casa, me senté al final de una fila, no había nadie sentada junto a mí, por lo cuál me sentí agradecida de llegar tarde, al acabar la ceremonia, Armand se acercó a mi y me entregó un papel.

-Tu horario-dijo mientras salía del salón acompañado, bueno los demás, ja, en realidad las demás chicas lo iban siguiendo, algunas voltearon a verme fríamente, vi que también un grupo de chicas observaban a Mark que naturalmente estaba recargado en un pilar leyendo, lo miraban tan fijamente que Mark frunció el ceño y las miró fríamente, miré mi horario, al parecer la primera clase era de matemáticas, me acerqué a Mark, aunque no sabía como actuar cuando todas las chicas rodeaban a Mark, al estar frente a el, tomé valor.

-Mark-dije en voz cada vez mas baja, el levantó la vista e intentó sonreír-¿Sabes donde es el aula de matemáticas?-el asintió, caminó delante de mí, lo seguí, la escuela era repentinamente grande y había algunos alumnos que nos miraban curiosamente, Mark se detuvo frente a una puerta de madera, que era bastante amplia.

-Yo también tengo matemáticas-me senté en una fila de asientos junto a la ventana en el último lugar, Mark se sentó en la fila de juntó, al igual que yo en el último lugar, observé el hermoso paisaje, poco a poco se fue llenando el aula, algunas chicas se acercaron a Mark, el cuál las ignoraba, cuando la maestra llegó pidió silencio a la clase, el cuál parecía ignorarla, me quedé callada observando a la maestra que parecía histérica, dio un golpe en el escritorio y el aula se quedó en silencio, la mayoría de la clase nos dio una reprimenda sobre nuestras actitudes, al terminar la clase, Mark se levantó.

-Jane ¿Que clase tienes?-preguntó con la mirada fija en el pizarrón

-Historia-dije levantándome torpemente.

-¿Enserio? yo también tengo historia, vamos-dijo mientras avanzaba por el pasillo, lo seguí lentamente, volteó a verme e hizo un gesto para que me apresurará, la escuela era sumamente aburrida, nos sentamos en los mismos lugares en la clase de Historia, esa clase me di cuenta de que Armand parecía fastidiado por el grupo de chicas que los seguían torpemente, se sentó un lugar adelante del mío, volteó a verme y dijo.

-No pienso hablarte en la escuela, así que tendrás que fingir que no nos conocemos-dijo fríamente

-No pensaba dirigirte la palabra ni en la escuela ni en tu casa-dije mientras veía la ventana.

-Ya veo, entonces que sea así-dijo mientras se volteaba a su lugar, Mark me sonrió.

-Creo que eres la primera chica que trata indiferente a Armand-sonreí.

-Es por que las demás son chicas superficiales, que no ven mas allá de los físico-dije mientras esperaba que escuchará Armand.

Volteó a verme.

-¿Así que dices que soy atractivo?-preguntó enarcando una ceja

-No estaba hablando contigo, mas sin embargo alimentaré tu estúpido ego, para ellas eres así mas no para mí-dije mientras Mark y Armand se devolvían una mirada de profunda enemistad y rivalidad.

Cuando entré en la cafetería junto con Mark, encontré un papel arrugado en el piso en el venía escrito un poema.

 

Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono;
y todo lo que quise, lo quise solo.
Entonces -en mi niñez- en el amanecer
de una muy tempestuosa vida, se sacó
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente o la fuente,
desde el rojo peñasco de la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.

Enseguida reconocí el poema de Alone (solo) de Edgar Allan Poe, me sentí un poco familiarizada con el poema, enseguida sentí que alguien me arrebató el pedazo de papel.

sábado, 19 de septiembre de 2009

B.Alone




Enseguida sentí un especie de aura sumamente especial, no podía saber porque razón pero me dirigí hacia la persona alta que llevaba una túnica negra que cubría de la boca para arriba, me acerqué lentamente aunque no sentía miedo, al estar frente a aquél ser el se inclino y tome su mejilla con mi mano, era lo mas frío que había tomado en mi vida, el parecía respirar con dificultad, levantó un poco la vista, pude observar unos ojos de tono rojo intenso, beso mi muñeca aunque parecía dudar, no sentí miedo, inclusive sonreí abiertamente, después el descendió y beso mi mano.

Se levantó y salió del callejón, al reaccionar salí a la boca del callejón pero me di cuenta de que no había nadie, a lado de mi el cachorro empezó a frotarse la cabeza contra mi pantorrilla, me incliné y lo cargue cuidadosamente, tratando de evitar lastimarlo, el era muy hermoso, entre a la casa sin que mis padres se dieran cuenta.

-Connor-murmuré sin pensar, al parecer el cachorro reaccionó, era su nuevo nombre.

Desde esa noche no volví a ver a mi "madre".
Ese fue mi mejor cumpleaños ya que tenía un nuevo amigo.



Dos años después.

Apenas era de día cuando Connor subió a mi cama y empezó a lamerme el rostro, lo abracé fuertemente, tocaron la puerta, no contesté, siguieron tocando, yo seguía sin contestar, bruscamente abrieron la puerta, era mi padre.
-Feliz Cumpleaños-dudó y dijo-¿Ocho verdad?-preguntó indiferente
-Siete-dije sin prestarle atención
-Cómo sea, dile a la señorita Rusell si te apetece ir a algún lugar o algo en especial, ya me voy a trabajar-dijo mientras bajaba la escalera.

No me podía sentir mas agradecida que tener a Connor a mi lado, mi aliado, mi unico y mejor amigo, mi única familia.

Entró en mi habitación la señorita Rusell.
-Jane, preciosa, ya que hoy es tu cumpleaños, ¿Te apetece ir a algún lugar?- dijo "sonriente" mientras se veía las uñas de las manos.
-Hoy quiero estar con Connor ¿Te importaría dejarnos a solas?-dije mientras acariaba el pelaje suave de Connor.
La señorita Rusell levantó los hombros y salió cantando una espantosa melodía.

Salí con Connor al jardín, el día estaba soleado con un buen clima, observé que habían comprado la casa de a lado, al parecer eran amigos o conocidos de mi padre, y esta noche "en honor" a mi cumpleaños iban a cenar con nosotros, la idea me pareció fasidiosa, ya que no había casas por la zona, las casas eran muy grandes, a diferencia de la casa que habíamos tenido en el corazón de la ciudad de Nueva York, a mi padre le había ido sumamente bien y mejor de lo esperado en los últimos dos años, su empresa empezó a crecer y se volvió famosa entre las grandes corporaciones y ahora es transnacional, desde la separación de mi madre el se había dedicado a trabajar, la casa donde actualmente viviamos estaba rodeada de bosque, siempre jugaba con Connor, nos adentramos en el corazón del bosque, empecé a sentirme mal y muy mareada, se nubló mi vista.

Cayeron unas gotas en mi rostro, vi que Connor parecía muy inquieto, me di cuenta que estaba a punto de anochecer, me levanté rápidamente y empecé a correr, llovía fuertemente, cuando llegué al jardín vi que las luces del comedor estaban prendidas y se oían risas, abrí la puerta y lo primero que pude observar fue a mi padre frunciendo el ceño mientras me miraba con arrogancia.

-¿Donde estabas?-preguntó algo molestó

-Estaba con Connor pero perdí la noción del tiempo-dije mientras miraba hacia el suelo.

-Se mas prudente-dijo mirandome fríamente.

Asentí con la cabeza.

-Sube a tu cuarto y cambiáte para cenar-dijo

Habían dos niños que me miraban con gesto enigmático, tenía la misma edad que yo el niño, la niña sería mas grande por tres años, eran muy diferentes, hasta en sus expresiones, la niña era de cabello negro y tez morena, con rasgos sumamente dulces que demostraban cálidez, estatura baja y complexión un poco robusta, ojos verdes aceitunados, el niño era de cabello rubio despeinado, ojos azules parecidos a dos esferas de agua cristalina, tenía gestos hermosos que demostraban frialdad, alto y esbelto, el me miraba frunciendo el ceño y la niña con una sonrisa amable.

-Ellos son Sophie y Mark, Sophie es mi hija y Mark es mi sobrino aunque sus padres murieron el año pasado-dijo una señora idéntica a Sophie, solo que alta y esbelta con ojos marrones, Mark subió por la escalera al escuchar el comentario de su tía, subí la escalera segundos después acompañada de Connor y entré en mi cuarto, vi a la señorita Rusell con un vestido escarlata que se ceñía a su figura, era muy similar a mi madre, a excepción de que la señorita Rusell era mas bajita con ojos café oscuro.

-Bañate-dijo mientras se peinaba en el espejo.

La señorita Rusell me había escojido un vestido negro ya que había hecho un comentario de que contrastaba con mi cabello castaño rojizo, ojos de un tono verde intenso, la señorita Rusell peinó mucho mi larga cabellera, cuando baje la escalera a regañadientes tomada de la mano de la señorita Rusell, al reunirnos con los invitados, mi padre se acercó a la señorita Rusell, dándole en la mano una copa de vino, mientras los dos sostenían con la mano una copa mi padre rodeó su cintura con la otra y levantó la copa diciendo:

-Más que nada esta cena ha sido para anunciar y celebrar mi compromiso con la señorita Annette Rusell que muy pronto formará parte de nuestra familia-dijo sonriente, acontinuación mi padre besó apasionadamente a la señorita Rusell, mientras los invitados hacían el brindis.

Al terminar la cena, subí a mi cuarto y vi a Connor que miraba hacia la ventana, acababa de comenzar una nueva pesadilla, ahora entendía la razón del vestido negro.

-Hola-dijo Mark que me miraba con curiosidad

Lo miré sin contestar, aunque nunca a los ojos, podría hacerle daño.

-Creo que nuestra situación es similar-dijo mientras se recargaba en el marco de la puerta.

Connor empezó a ladrarle a Mark, Mark lo miró con una sonrisa diabólica y Connor empezó a retorcerse de dolor, sentí que mi corazón dejaba de latir, desde que había conocido a la persona en aquél callejón oscuro con tan sólo ver a la gente a los ojos podía saber su pasado, historia y sus tormentos o cosas que no habían pasado y les atemorizaban, decidí probarlo con Mark, lo miré directamente a los ojos, aunque el no dejaba de ver a Connor, extendí la mano hacía el.

-Mírame-el me miró a los ojos desconcertado, levanté levemente las comisuras de los labios, pude ver cómo diferentes imágenes iban pasando por la mente de Mark, el se quedó mirandome como piedra, después de veinte segundos, se frotó la cien mientras miraba hacia el suelo.

-Que ingeniosa-Parecía malhumorado.

-No estoy acostumbrada a usarlo pero cómo sabrás lo único que tengo es a Connor, es todo lo que puedo esperar de mi familia y amigos-Connor estaba lámiendose la pata.

-Pero no te da derecho de atormentarme-dijo furioso.

-Tu tampoco tenías el derecho de lastimar a Connor-dije apretando los dientes.

-No se que podrás hacerme si me hacerco a tu perrito patético-dijo sárcastico

-Vuelve a llamarlo patético y no recibirás mas que un mal trato de mi parte-dije indiferente.

-Escucha fijamente, porfavor, ¡PATETICO!-dijo sonriendo-PA-TE-TI-CO.

Solté una risa malvada.



10 años después.

-Connor se va conmigo a donde sea-dije mientras bajaba la escalera con mis maletas.

-Si que se lleve al perro roñoso-dijeron mis medias hermanas las gemelas Karen y Marianne, ellas tenían nueve años,eran sumamente fastidiantes e iguales a su madre.

-Connor hoy estás de suerte quizas no volvamos a ver esos feos rostro de niñas feas-dije felizmente.

-Mamá, Jane me está molestando-dijeron al unísono.

-Jane ya vete porfavor-dijo la señorita Rusell casi cantando.

Vi a mi padre recargado en la camioneta, el no parecía haber cambiado en nada, tez pálida, cabello ondulado negro, facciones finas, acento sumamente inglés, siempre miraba de la misma forma tan vacía.

-Espero que no causes problemas cómo acostumbras a hacerlo-dijo fríamente

-Tu eras quién tanto insistía en que me fuera, ni siquiera estoy de acuerdo-dije mientras cerraba la cajuela.

-Lo siento, demasiado tarde-dijo en el mismo tono.

-Como siempre-dije imitando su voz.

-Toma-dijo amablemente, mientras me entregaba un papel con una dirección.

viernes, 18 de septiembre de 2009

1. Inicio


Estaba recargada mirando mi reflejo en la ventana, mi padre estaba recargado junto a la cocina con la misma mirada de siempre, tan vacìa, sin emociòn, ni sentimiento alguno posible, mi madre bajaba su maleta por la escalera, ella y yo no nos pareciamos demasiado, ella era rubia, ojos azules, bronceada, parecìa modelo de revista.
-Creì que minimo antes de irme no tendrìa que ver a esa "cosa"-dijo refiriendose a mi, como siempre esa mujer me habìa llamado, "cosa".

-Làrgate-dijo mi padre mientras se frotaba la cien malhumorado-¡Làrgate! ¿Estàs sorda? Te digo que nos dejes a mi y a tu madre a solas un momento-dijo gritandome, floreciò un sentimiento en su interior, quizas era odio.

Asentì con la cabeza, subì a mi cuarto, me sentè junto a la ventana y recargue mi cabeza sobre mis rodillas.

-Para mi ella siempre va a estar muerta-dijo mi madre.

Empezò a llover fuertemente, la habitaciòn estaba oscura.

-No es algo que hayamos escogido-dijo mi padre

Podìa escuchar todo y ellos lo sabìan, antes de darme cuenta empezaron a caer diminutas làgrimas sobre mis mejillas, cerrè los ojos y apretè mas mis brazos hacia mis rodillas a mi espalda junto a la ventana cayò un trueno que iluminò la habitaciòn.

Voltee hacia la calle.

Vi que habìa un cachorro cruzando la calle en la boca de un callejon oscuro, parecìa asustado y desconcertado, era un hermoso Husky Siberiano, baje las escaleras sin observar a mis padres, salì de la casa con paso ràpido, la lluvìa se hacia mas intensa mientras esperaba el alto para cruzar la calle, cuando por fin aparciò el alto, crucè la calle sin dudar ni un segundo, cuando estuve frente al cachorro me incline y le susurrè al oìdo:
-Vaya al parecer ninguno de los dos tiene un hogar y estamos muy solos, no hay nadie que cuide de nosotros-empecè a acariciarlo, vi que habìa alguien al final del callejòn susurrando mi nombre...

BLOOD SECRET-INSOMNIA
Insomnia.


Delgadas son las faldas que la noche dejó atrás,
Antes de que el día quiebre el cielo con su crepitar.
Delgados son los jirones del sueño,
Oscilando en el espíritu cansado del viento;Pero en medio de aquel reposo inquieto
Que desgarra la trama del olvido y el recuerdo,
Mi alma se estira hacia la tuya,
Cada vez más cerca.

Nuestras vidas nunca se unen;
Nuestros pensamientos nunca se distancian,
Aquello que aferra tu corazón al mío,
Parece disolverse en un brillo sombrío.
Esta noche, el Amor ejerce un control total,
Y con deseo y con pesar,
Mi alma se arrastra hacia la tuya,
Cada vez más cerca.

¿Existe un hogar, dónde la pesada Tierra
Se derrita en el aire brillante,
Y dónde el mal no se respire;
Dónde el agua barra el eco de la sed,
Y el fuego sea el reflejo de nuestra fe?
Si la voluntad yace atada al objetivo,
Tal vez allí pueda su esperanza engendrar.
Mi alma, en esta hora desolada,
Se agita hacia la tuya,
Cerca, siempre un poco más.


Dante Gabriel Rossetti.